viernes, 21 de junio de 2013

BIENVENIDA

Como todos sabéis, la vida es un camino muy largo que está repleto de diferentes etapas por las que todos pasamos de una u otra manera. En mi caso particular, como no podía ser de otra manera, así ha sido y así seguirá siéndolo. Desde mi llegada al mundo, en Madrid, hasta el día de hoy, muchas han sido las estaciones que me han visto bajarme y subirme cual viajera incansable.

Desde que me inicié en el deporte, siendo sólo una cría de 6 años, en mi Algeciras querida, la natación, el baloncesto, el ballet y el atletismo me han ido forjando como deportista y como persona para ser la Ainhoa Pinedo que soy hoy día. Todas esas disciplinas, junto con las enseñanzas de la vida, me han dado diferentes lecciones para aprender y para ir creciendo y evolucionando a cada paso que he ido dando.

Y un día la marcha atlética se cruzó en mi camino. Muchas han sido las zancadas dadas, mucho ha sido el trabajo, el empeño. Desde el comienzo hasta hoy he disfrutado infinitamente. También he tenido momentos bajos, malos, pero esos son fundamentales para ser conscientes de que no todo es un camino de rosas.


Durante todos estos años he soñado, imaginado, fantaseado mucho. Jamás podía imaginar que esos sueños, gracias al empeño en esforzarme por poder conseguirlos, se iban a poder convertir en realidad. Desde hace años marcho entre sueños; sueños cumplidos y sueños por cumplir, eso es lo que me motiva cada día a seguir luchando por llegar cada vez un poquito más alto. Si bien las últimas semanas han venido con ciertos altibajos, también he de decir que gracias a mi gente, a los que me apoyan, a los que me quieren, a los que me sigue, aquí estoy, luchando, soñando, viviendo.

Hoy es un día importante en la carrera de la vida, espero que vuestra energía me dé alas para que el cronómetro me diga: “Ok Ainhoa, todo marcha bien, ahora toca marchar para Dublín”.


Espero poder seguir contando con vosotros e intentaré, a través de estas líneas, que podáis sentirme cerca de vosotros. Así seguiremos codo con codo marchando entre sueños.

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