domingo, 30 de junio de 2013

Gran Premio Internacional de Marcha.- Dublín

Tal y como os dije hace unos días en la entrada que daba el punto de salida a este blog, en el día de hoy tenía una cita importante en Dublín, Irlanda. Si bien ya no quedan posibilidades para ser internacional en la presente temporada, ya que tan sólo queda el Campeonato del mundo de Moscú y la selección hace tiempo que se anunció, sí que tenía puesta mis miras en esta prueba durante las últimas semanas para conseguir un buen registro.

Encuentro Diputación de Cáceres.- Plasencia (Foto: TWC)

El primer motivo para marchar hasta Dublín a intentar conseguir mi mejor marca personal era para conseguir poner una guinda a una temporada que, en general, puedo calificar de muy buena. He venido mejorando mis marcas cada temporada y este año no había sido distinto, pues en el Lugano Trophy del pasado mes de marzo pude marchar los 20 kilómetros en 1h32´20´´, una marca que me satisface a medias, pues los entrenamientos me vienen diciendo que estoy para rebajarla.


Otro motivo que me empujaba a hacer este esfuerzo económico de viajar hasta la capital de Irlanda era la posibilidad de estar en marcas que me hicieran merecedora de una beca que ayudara a minimizar el gran esfuerzo que supone estar fuera de casa, entrenando y compitiendo, viajando.

                               Encuentro Diputación de Cáceres.- Plasencia (Foto: TWC)

Ni uno ni otro motivo han sido posibles, pero es que hoy ha sido un día durísimo para mí. A cada paso sentía la necesidad de abandonar, iba vacía, rota. Me encontraba fatal y no veía el momento de alcanzar la línea de meta. A pesar de que en las últimas semanas he realizado sesiones que nos indicaban que estaba bien, tanto en series como en los rodajes, en Dublín no han salido las cosas como me habría gustado y como, en teoría, tenían que haber salido. Está claro que no somos máquinas, que hay días en que el cuerpo te dice que no vas y no vas. A veces la mente es más poderosa y consigues salir del trance con éxito y satisfacción. Hoy no. Hoy no iba, y no iba.


En más de una ocasión, durante la competición, he parado. Quería llorar, lo necesitaba. Tal vez era una forma del cuerpo de querer expulsar la tensión, de eliminar lo negativo, aquello que me tenía bloqueada. He tenido que hacer un gran esfuerzo para no acabar inundada en lágrimas. No quería acabar la temporada con un abandono, con la sensación de no haber podido, de no haber sido capaz.

En el podio con Laura y Lorena (Foto: TWC)

Finalmente llegué a meta y los españoles eran todos de la misma opinión: le había echado muchas agallas, mucho pundonor. Ahora sólo espero que de esta lección saque mis conclusiones y me sirva para el futuro, pues se suele aprender más de la derrota y de un hecho negativo que de las victorias y de las cosas buenas y positivas. Hoy no se ha visto reflejado el trabajo de todos estos meses. Estoy segura de que saldrá más adelante. Además, con vuestro apoyo y el de todas las personas que están conmigo, estoy segura de que lo conseguiré. Ahora, toca cerrar los ojos, tomar aire, disfrutar de un respiro y a pensar …

... A pensar que, aunque haya tenido este final amargo, la temporada ha sido la mejor de mi vida y tendré que esforzarme en saborear ese dulzor. 

viernes, 21 de junio de 2013

BIENVENIDA

Como todos sabéis, la vida es un camino muy largo que está repleto de diferentes etapas por las que todos pasamos de una u otra manera. En mi caso particular, como no podía ser de otra manera, así ha sido y así seguirá siéndolo. Desde mi llegada al mundo, en Madrid, hasta el día de hoy, muchas han sido las estaciones que me han visto bajarme y subirme cual viajera incansable.

Desde que me inicié en el deporte, siendo sólo una cría de 6 años, en mi Algeciras querida, la natación, el baloncesto, el ballet y el atletismo me han ido forjando como deportista y como persona para ser la Ainhoa Pinedo que soy hoy día. Todas esas disciplinas, junto con las enseñanzas de la vida, me han dado diferentes lecciones para aprender y para ir creciendo y evolucionando a cada paso que he ido dando.

Y un día la marcha atlética se cruzó en mi camino. Muchas han sido las zancadas dadas, mucho ha sido el trabajo, el empeño. Desde el comienzo hasta hoy he disfrutado infinitamente. También he tenido momentos bajos, malos, pero esos son fundamentales para ser conscientes de que no todo es un camino de rosas.


Durante todos estos años he soñado, imaginado, fantaseado mucho. Jamás podía imaginar que esos sueños, gracias al empeño en esforzarme por poder conseguirlos, se iban a poder convertir en realidad. Desde hace años marcho entre sueños; sueños cumplidos y sueños por cumplir, eso es lo que me motiva cada día a seguir luchando por llegar cada vez un poquito más alto. Si bien las últimas semanas han venido con ciertos altibajos, también he de decir que gracias a mi gente, a los que me apoyan, a los que me quieren, a los que me sigue, aquí estoy, luchando, soñando, viviendo.

Hoy es un día importante en la carrera de la vida, espero que vuestra energía me dé alas para que el cronómetro me diga: “Ok Ainhoa, todo marcha bien, ahora toca marchar para Dublín”.


Espero poder seguir contando con vosotros e intentaré, a través de estas líneas, que podáis sentirme cerca de vosotros. Así seguiremos codo con codo marchando entre sueños.